Islandia tiene cientos o incluso miles de cascadas. Cada año, como resultado de la fusión de los glaciares, todavía están surgiendo otros nuevos. Las frecuentes lluvias y la nieve abastecen a estos ya existentes y los convierten en uno de los más pintorescos del mundo. Su impresionante tamaño, el agua frenética que cae con ímpetu y su ruido ensordecedor proporcionan una experiencia increíble. Ellos hipnotizan, deleitan e inspiran temor. Puedes mirarlos durante horas. Cada una de las cascadas islandesas es absolutamente única, cada una es cautivadora a su manera, todas son diferentes de la anterior. Viajando alrededor de la isla los encontrarás prácticamente en cada curva.