La Iglesia católica sostiene que en ella subsiste la única Iglesia fundada por Cristo,[nota 2] encomendada por él al apóstol Pedro, a quien le confió su difusión y gobierno junto con los demás apóstoles. Por ello, se considera a sí misma como un « sacramento », un «signo e instrumento de la unión íntima con Dios y de la unidad de todo el género humano ».
La cabeza de la Iglesia católica es el obispo de Roma, el papa, considerado el sucesor del apóstol Pedro, quien según la tradición católica fue el primer papa. El papa actual, el número 266 en la historia de la Iglesia, es Francisco. La sede papal, conocida como la Santa Sede, ocupa un lugar preeminente entre las demás sedes episcopales y constituye el gobierno central de la Iglesia, por quien actúa y habla, y es reconocida internacionalmente como una entidad soberana.
A la Iglesia católica pertenecen todos los bautizados según sus ritos propios y que no hayan realizado un acto formal de apostasía.[nota 3] Según los datos del Anuario Pontificio de 2018 referentes al año 2016, el número de bautizados miembros de la Iglesia es de 1299 millones, el 17,7 % de la población mundial. Se trata de una comunidad cristiana que se remonta a Jesús y a los doce apóstoles, por medio de una sucesión apostólica nunca interrumpida, también compartida con la Iglesia ortodoxa.[nota 4]
A lo largo de sus dos milenios de historia, la Iglesia católica ha influido en la filosofía occidental, la ciencia, el arte y la cultura. Entre sus enseñanzas se incluyen la difusión del Evangelio y la realización de obras de misericordia corporales y espirituales en atención a los enfermos, pobres y afligidos, como parte de su doctrina social. La Iglesia, de hecho, es la mayor proveedora no gubernamental de educación y servicios médicos del mundo.
La palabra «iglesia» significa «convocación». Proviene del latín tardío ecclesĭa y este del griego ἐκκλησία, ekklēsía, que significa propiamente «asamblea» y que procede del verbo ἐk-kαλεῖν, ek-kalein, «llamar fuera».
Designa a las asambleas del pueblo, que mayoritariamente tenían un carácter religioso. Es el término frecuentemente utilizado en el texto griego del Antiguo Testamento para designar la asamblea del pueblo elegido en la presencia de Dios, sobre todo cuando se trata de la asamblea del Sinaí, en donde el pueblo de Israel recibió la ley y fue constituido por Dios como su pueblo santo. La primera comunidad cristiana, otorgándose a sí misma el nombre de "Iglesia", se consideró heredera de aquella asamblea. Por tanto, según la creencia católica, con dicho término se designa al pueblo convocado y reunido por Dios desde todos los confines del mundo para formar la asamblea de todos aquellos que, por la fe y el Bautismo, han sido hechos hijos de Dios, miembros de Cristo y templo del Espíritu Santo.
Las palabras que se emplean en inglés y en alemán para referirse a «Iglesia», Church y Kirche respectivamente, provienen del griego kyriaké, cuyo significado es «la que pertenece al Señor ».
El término «católico», por su parte, proviene del latín tardío catholĭcus, que a su vez procede del griego καθολικός, katholikós, que significa «universal». Ignacio de Antioquía brinda en su Carta a los esmirniotas, escrita hacia el año 110, el testimonio más antiguo de este adjetivo como calificativo de la Iglesia:
Donde está el obispo está la comunidad, así como donde está Cristo Jesús está la Iglesia católica.
En una epístola dirigida al novacianista Simpronio, Paciano de Barcelona (siglo IV) justificó la aplicación del nombre de «católicos» a sus correligionarios del pasado y del presente, y llegó a expresar: Christianus mihi nomen est, catholicus cognomen (« Cristiano es mi nombre, católico es mi apellido») (Epistula 1, 4). En la misma carta, Paciano destacó la unidad de la Iglesia católica en contraste con la diversidad de grupos minoritarios de su tiempo, varios de las cuales tomaron los nombres de sus fundadores, cuyas doctrinas diferían de la línea de pensamiento eclesial (ebionitas, marcionitas, valentinianos, apolinaristas, montanistas y novacianistas).
El vocablo «catolicismo» se usa por lo general para hacer alusión a la experiencia religiosa compartida por las personas que viven en comunión con la Iglesia católica. Así, se refiere habitualmente tanto a las creencias de la Iglesia católica como a su comunidad de fieles.
En los países en los que el catolicismo es mayoritario, a la Iglesia católica se la conoce normalmente como «la Iglesia», término que en otros países se aplica a otras Iglesias cristianas.