Antiguamente la palabra “ bragas ” se refería a una prenda masculina que cubría a las piernas de los varones y que se usaba en climas fríos. Por ejemplo, los latinos hablaban de la Galia Bracata cuando se referían a las zonas septentrionales de la Galia, ya que los varones usaban bragas (antecedentes de los pantalones, del mismo modo los habitantes de las mesetas frías de Persia solían ser representados con gorros frigios y bragas ; todavía se emplea la frase “ es un hombre bien bragado” para significar que es valiente, con una clara referencia a lo que las bragas cubren. Del nombre de la braga como prenda masculina deriva nada menos que la y aún se conserva otro rastro del uso masculino de esta prenda en el sustantivo bragueta (muy recientemente confundida con el cierre o zíper, aunque durante largo tiempo la bragueta era una especie de bolso —o incluso pequeña armadura —, apéndice que cubría los genitales externos masculinos en la braga masculina).
En el sur de la América meridional el "calzoncillo cribado" era el atuendo típico de los gauchos de inicios del siglo XIX. Se trataba de unas bragas criollas con encajes decorativos que constituían una prenda de orgulloso lucimiento, ya que podían llegar al tobillo y eran visibles bajo el chiripá (especie de lienzo externo que se pasaba entre las piernas por encima de las bragas, ajustándolas, y que se sostenía ciñéndolo en la cintura con una faja o cinturón). Hoy el gaucho o peón de campo no usa aquellas típicas bragas criollas, sino unos muy amplios pantalones camperos llamados bombachas de campo, que no son prenda interior. Sólo algún artista luce aquellos vistosos calzoncillos cribados cuando se rememora la tradición argentina en actuaciones folclóricas.
Se cree que la voz “braga” procede de los celtas, que a su vez la tomarían de los germanos.