Algunas corrientes de brujería moderna consideran que la figura del Diablo se ha tomado de la figura del dios pagano de los brujos, asimilada a Satán en los primeros siglos del cristianismo. Pero son rigurosos al establecer que no existe ninguna relación fuera de la etimológica entre su Diablo ―también llamado Divell― y el Diablo cristiano. Gerald Gardner, el fundador de la Wicca, hace mención de este Divell convertido en Diablo en su libro Witchcraft today ( 1951 ), como una forma mitológica del antiguo dios europeo de la Naturaleza.[cita requerida]
Desde el punto de vista del Satanismo laveyano no es una deidad, sino una representación de los instintos carnales.
Para referirse a este ser sobrenatural, la Biblia hebrea utiliza el término satán (‘adversario’) con el cual remite al acusador de los hombres ante Dios y aquel que incita al mal. Con esta acepción aparece, por ejemplo, en Job 1:8-12.
En el siglo III, con la redacción de la Biblia de los Setenta, los traductores griegos del Antiguo Testamento, sustituyeron el hebreo Satán por el griego Diábolos (Διάβολος), que significa ‘acusador’ o ‘calumniador’, sustantivo que proviene del verbo diaballein (‘calumniar, difamar’) y este a su vez de las raíces día (‘a través’) y ballein (‘ arrojar ’).
Otras versiones [cita requerida] plantean que las palabras « diablo », devil, djofull, divell, con todas sus variantes, no tienen por qué haber derivado de diábolos, aunque el uso de esta variante podría deberse a un juego de palabras similar al que convirtió al dios cananeo Baal Zebûl (literalmente ‘el señor príncipe ’) en Baal Zabub (‘el señor de las moscas’), el actual demonio Belcebú.
Esta versión plantea que la palabra « diablo » derivaría del idioma protoindoeuropeo *deiwos, adjetivo que significa ‘celestial’ o ‘resplandeciente’, una derivación preindoeuropea de la raíz *diw (‘ resplandecer ’), relativa sobre todo al cielo diurno. Otra posibilidad más remota es la raíz *diiv (‘jugar’).