Parte de la sensación de bienestar producida por las bebidas energéticas es causada por un efecto energético que se produce por la acción de sustancias psicoactivas (siendo la cafeína, un alcaloide, uno de los ingredientes en estas bebidas) que actúan sobre el sistema nervioso central, inhibiendo los neurotransmisores encargados de transmitir las sensaciones de cansancio o sueño, y potenciando aquellos relacionados con las sensaciones de bienestar y la concentración. La cafeína, por ejemplo, logra aumentar los niveles extracelulares de los neurotransmisores noradrenalina y dopamina en la corteza prefrontal del cerebro, lo que explica buena parte de sus efectos favorables sobre la concentración.
Si bien estas bebidas incluyen en su composición glucosa y otros azúcares que proporcionan energía al cuerpo (excepto las versiones dietéticas), no eliminan realmente la fatiga muscular ni el agotamiento en general, solamente inhibe temporalmente estas sensaciones, y por lo tanto es normal una sensación de decaimiento una vez que acaba su efecto en el organismo. Al margen de los efectos que producen la cafeína y el azúcar que contienen, los estudios al respecto concluyen que hay pocas o ninguna evidencia de que la amplia variedad de ingredientes adicionales tenga efecto alguno.
Estas son bebidas que surgen por la comercialización en el mercado mundial de bebidas ya existentes en países asiáticos o latinoamericanos, que sólo eran conocidas en esas regiones del planeta. Algunas son de larga tradición en su país fundador, teniendo décadas de consumo, pero por lo general todas han aparecido desde el año 1995, cuando el mercado austriaco decidió comercializarlas después de descubrirlas.
La más famosa de todas es Red Bull que se comercializa desde la década de 1980 y cuyo país de origen es Austria.