Los nombres «rana» y « sapo » se referían en un principio a los dos tipos de anuros que aparecen en la península ibérica (y en general en Europa ): las ranas típicas (las del género Rana y posterior género Pelophylax), y los sapos típicos (los del género Bufo ); pero en la actualidad se usan para otros grupos de forma indiscriminada y arbitraria. «Rana» suele referirse a las especies más gráciles, de piel húmeda y lisa, buenas saltadoras, y de hábitos trepadores o acuáticos. « Sapo » hace referencia a las especies de piel más seca y rugosa, más robustas, marchadoras, menos ágiles y que suelen habitar en el suelo húmedo excavando galerías. Por tanto, esta distinción entre ranas y sapos no es una discriminación que tenga validez taxonómica.
Los anuros presentan una boca muy ancha, con dientes diminutos o sin ellos, dependiendo de las especies, y con una lengua protráctil. Los ojos están provistos de párpados y los oídos no tienen pabellones externos, diferenciándose únicamente una membrana timpánica superficial. Los dos pares de patas son muy diferentes entre sí, adquiriendo un mayor desarrollo y robustez el par posterior, que, además, se encuentra adaptado al salto. Las patas anteriores terminan en cuatro dedos, mientras que las posteriores lo hacen en cinco. La membrana que tienen entre sus dedos se llama membrana interdigital.