Tinker llega a la isla mágica del puerto de Elven, donde descubre su talento y se encuentra con nuevos amigos. Juntos tratan con la naturaleza: se aseguran de que la primavera llegue a tiempo, y para ello recolectan semillas de flores, cultivan bulbos e incluso pintan mariquitas. El sueño es ir con otras hadas al continente para cambiar el invierno a la primavera, pero como un hada de cuento de hadas (con talento para reparar y construir cosas nuevas) no puede ir allí. A la campana se le ocurre una idea para convertir su talento en otro y le pide ayuda a sus amigos. Fairy intenta obtener una nueva especialización, con el motivo de cometer muchos errores diferentes.