El 12 de junio de 1995, la Federación Cinológica Internacional (FCI), con sede en Thuin ( Bélgica ), reconoció y registró al perro sin pelo del Perú en su nomenclatura de razas con el número 310, clasificándolo en el Grupo V, tipo Spitz, que es para aquellos perros atléticos y ágiles ideales para carreras y en la sección 6 en la que se ubican los perros tipo primitivos.
Al calificársele de perro primitivo, se le reconoce como de raza pura, es decir, la naturaleza los hizo tal como son,[cita requerida] no habiendo variado sus características morfológicas en miles de años, tal como puede apreciarse en diferentes huacos preincas.
El Instituto Nacional de Cultura del Perú mediante la resolución directiva 001-INC de enero de 2001 dispuso la ubicación de perros sin pelo del Perú en todos los museos de sitio y zonas arqueológicas ubicados en la costa peruana y que cuenten con las condiciones necesarias que permitan su desarrollo natural y su crianza.
A su vez, el Congreso de la República del Perú, mediante el decreto ley número 27537 del 22 de octubre de 2001 incluyó a esta raza como patrimonio de la nación peruana y la reconoció como oriunda de este país.
El 8 de marzo de 2013, el Gobierno del Perú designó a la arqueóloga Denise Pozzi-Escot representante del Ministerio de Cultura ante el Comité Nacional de Protección del Perro sin Pelo del Perú.
Existen representaciones que aparecen en los ceramios de distintas culturas preincas, como Vicús, Mochica, Chancay, Chancay con influencia tiahuanacoide, Sicán y Chimú. En estas representaciones, el perro sin pelo hace su aparición entre el año 300 a. C. hasta el 1460.
Se han encontrado también huesos del perro peruano que datan de tiempos precolombinos. En 1987, el arqueólogo Walter Alva descubrió en el centro de una gran plataforma de barro conocida como "Huaca Rajada", la tumba de un personaje importante moche a quien llamó el Señor de Sipán, que descansaba en una caja mortuoria, rodeado de los esqueletos de ocho varones, dos mujeres y un perro.